Ante el inicio de clases en la región Costa 2024-2025, en un ambiente marcado por la violencia, la desunión familiar y la falta de valores y esperanza en Ecuador, el papel de los docentes es más crucial que nunca. Los educadores tenemos la oportunidad de crear en sus aulas un espacio seguro y acogedor, promoviendo el respeto y la inclusión para contrarrestar la desesperanza. Además, pueden ofrecer apoyo emocional significativo y actuar como figuras confiables para los estudiantes que enfrentan desafíos personales.
Incorporar la enseñanza de valores, como integridad y empatía, a través del currículo y actividades extracurriculares puede reforzar principios éticos esenciales. Además, motivar a los jóvenes a perseguir sus sueños y mostrarles ejemplos de resiliencia y éxito les ayuda a visualizar un futuro prometedor. Así, los docentes no solo compartimos conocimiento, sino que jugamos un papel vital en la formación del carácter y la restauración de la esperanza entre los estudiantes.